Tengo deseos de ti,
de una caricia concupiscente
bajo la noche estrellada,
de mis menguadas lunas,
la miel, sobre tu boca hambrienta.
De tus brazos ciñéndome,
cinturón de fuego,
y tu boca intrépida
hurgando el centro mismo de la vida
un segundo antes de estallar en mil luciérnagas.
Tengo ansias de ti,
de aferrarme al astil de tus anhelos,
fundirnos en un solo cuerpo
y dejarnos caer en galope tendido
al abismal universo del deseo.
De tu espina ondulante
sobre mi cadencioso pecho,
de tu embriagador aroma
de tabaco y madera alucinando
mis sentidos de cigarra en celos.
Tengo deseos de ti
de tu aliento devorador sin prisas ni tiempos,
de tus manos perversas
desollandome toda,
apurando el quejido alucinado en mi boca.
De ti amor, tengo deseos.
Alejandrina.