CARLOS ALBERTO BADARACCO

LOS VICIOS DEL POETA

 

“No tengas nada en las manos

ni una memoria en el alma,

que cuando un día en tus manos

pongan el óbolo último,

cuando las manos te abran

nada se te caiga de ellas.”

“Mientras la vida no me canse,

dejo pasar por mí la vida,

si sigo siendo el mismo.”

RICARDO REIS

 

 

Observarse a sí mismo es costumbre de un poeta,

ver que nadie es profeta de su obra más querida,

que puedes ser muy bueno y a veces ser muy malo,

no tener siquiera un costado que te indique excelencia.

Ser un simple intercesor entre la gente y tu vanidad

es como no ser nadie y encima tener un ego grande

que ultraje con astucia tu profunda dignidad.

Creerse una  súper estrella, criticar al que escribe con pasión

o simplemente mostrarle indiferencia en su don de escritor,

es un vicio a superar  la perversión del imbécil .

Expresase con el alma eso es una virtud superior

y no incluye decir nada para alabanza de nadie

es escribir para que alguien pueda sentirse mejor.

No deseo ser superior pues hubo grandes poetas

que mostraron su humildad como signo de modestia

elevándose a los cielos como un glorioso servidor

de esta humanidad frustrada en la apatía y la aflicción.

Ser poeta es algo más, un signo de esperanza

que expresa con alabanza un deseo superior,

la más profunda emoción de ser auténtico desde dentro

desde aquel centro humano que trasciende al infinito,

es la esencia que se nutre de una profunda vocación.

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CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)

 

 

“A veces, el sueño es triste, en mis deseos existe lejanamente un país donde ser feliz consiste solamente en ser feliz.”

“Despierto siempre antes de que raye el día y escribo con el sueño que perdí. Después, en el torpor que el alma enfría, la aurora guardo, que ya tantas vi.”

“El poeta es un fingidor, finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente.”

“Tenemos, quienes vivimos, una vida que es vivida y otra vida que es pensada y la única en que existimos es la que está dividida entre la cierta y la errada.”

 

FERNANDO PESSOA