En la sombra
lejos de la luz del día,
hundida en su infierno interno,
la melancolía suspira.
El viento gélido roza sus mejillas,
resecas, tristes,
el dolor a su lado,
y la migraña martilla su cabeza.
Desesperación.
No encuentra salida,
sigue vagando entre espinas que muerden su piel al mínimo contacto,
tiene atadas las manos,
y le sangran sus heridas.
Desesperación: ¡Que mal sentimiento!
No puede gritar,
el silencio,
que alguna vez fue su aliado,
ahora la mantiene sumisa.
Las sombras le gruñen, la persiguen.
Desesperación: ¡Ah vaya sentimiento!
Como rabia,
como lagrimas,
como golpes..
no, no puede perdonar.
Sólo pide que la oscuridad cubra pronto su cuerpo,
para que nadie pueda escuchar su llanto.