Suenan cadenas obscenas
impasibles ante el viento;
ni tan frias, ni tan plenas.
Emparedado en un altar
más aún, si fuera cardenal
persona seria o juglar
la oferta me llegaría
en bandejas de oro y cristal
o de madera podrida.
La apatía por emblema
un mes, un día cualquiera
nacen sombras, y el dilema
es hacer lo que otro espera
sometido por sistema.
Lejos queda la opulencia
ahora sobras del pasado
rezo y pido clemencia
gano poco y voy de lado
ofreciendo mi experiencia.
Siete días han pasado
infames, como ventisca
nueve noches ya he gastado.
Enfermo: de mi apatía.
Maestro: en intentarlo.
Puse todo lo que había
luego, no fue lo esperado:
encastrado al día a día
odiando el tiempo pasado.
Por todos esos defectos
antes, lagunas vacías
nado entre animales muertos
y termino, de rodillas.
Adoro tu fiel sonrisa.
Gratis, libre como el viento
usurpadora es la brisa
anida en mi sufrimiento.