Existe una voz pudriéndose tras el silencio,
Que amarradas al cuello las palabras,
Gimen ahorcadas, apretando el incienso,
Que da aroma a las gargantas, que aferradas,
Lloran libertad,
Y dime tú en tu silencio,
Mudo, bufón de la tristeza vagabunda,
Que juega malabares,
Batiéndose en lágrimas,
Mimo, imitando soledades,
Sonriendo, con sarcasmo,
A la vida que sin rima,
Da de la felicidad de otros,
Las gotas, que inundan tu alma,
Laboriosamente, payaso influyes,
Las sonrisas, que en ironía
Asalta en lágrimas tu vida,
Das tu corazón en una pirueta,
Basta una sonrisa para pagar tu pena,
Y al estallar del globo,
Acunarse, durmiendo en el desahucio.
Y que importa que tu arte no le llamen arte,
Si hacerte sonreír no vale,
Tú bien sabes, de que viviría el hombre,
Pues bien sabes,
Que tu tristeza vale,
Cuando ves sonreír algún infante.
Existe una voz, que no es voz sino un arte,
Que se expresa al callarse,
Que solo se entiende al imitarse,
Cuando amarrados al silencia te divierten,
Para no hacer llorarte.