Hoy, que estoy muy triste,
lleno de dolor,
ya que ayer partiste,
dejando en mí pena
y un cruel sinsabor.
Hoy, que a mi alma dejas
de tristeza llena,
entre tantas quejas
te pregunto, amor:
¿Quién, mujer, te quiere,
quién infiel te ama?,
¿Quién duerme en tu cama,
mas tu vida hiere?
¿Quién te da reposo,
manantial hermoso?
¿Quién te da ilusión
y al final rechaza?,
¿Quién da el corazón
por humilde casa?
Hoy, con tu partida,
queda mi alma herida,
en mí se ha anidado
ya la decepción.
Porque te has marchado,
con grande hermetismo,
tras el espejismo
de una cruel ficción.
¿Quién te da el cariño,
de su amor profano?,
¿Quién te da su mano,
su oración de niño?
¿Quién, libre de agravios,
de grande desdicha,
halla tanta dicha
por besar tus labios?
Con tu despedida,
doliente se va,
tras de ti mi vida,
toda su pasión.
Hoy, el corazón,
triste adiós te da;
pues sé bien que hay otro,
que infiel en nosotros,
con ardor infame,
nos separa ya.
Y aunque él mucho te ame,
aunque sea sincero,
como yo te quiero,
nunca te querrá.
¿Quién, en sus promesas,
te ofrece mil cosas?,
¿Quién te da tres rosas
cuando tú le besas?
¿Quién será el que ciña,
con pasión resuelta,
tu cintura esbelta
de acendrada niña?
¿Quién será aquel hombre
que te de su nombre
y en su amor sincero,
te obsequie su vida
y la de rendida
como yo lo quiero?
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