CARLOS ALBERTO BADARACCO

LA NADA Y EL TODO

 

 

La nada nos rodea, nos somete.

Es un espacio tan vacío “tan lleno de vanidades”,

que simplemente se pierden  en un triste mundo informe.

En la nada se observan: edificios, amores, rufianes,

ociosos laberintos poblados de gente

que siempre exponen mensajes

y nunca llegan al alma.

Se pierden en la encrucijada,

en una  infamia incoherente.

En la nada estamos todos

perdidos en las distancias,

disipados entre los tiempos,

ignorando  valores puros,

olvidándonos de lo humano,

sumergidos en una escoria vana.

¿De qué sirve entonces vivir en ese enredo mundano,

oscuro, fatuo, sombrío, poblado de espectros ciegos?

Estar dispuesto  al exilio es una instancia fecunda

mirar al mundo  de afuera como un presagio siniestro,

hallarse consigo en silencio, vertido a su mundo interno

convertirse en un ser indomable y  luego cambiar al mundo.

 

CARLOS A. BADARACCO

4/10/12

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