Sin miedo
Sin miedo, sin pudor, sin cobardía,
Ven a mis brazos, oh, mujer divina,
Tu que vienes de mas allá del día,
Tú que irradias la luz que me ilumina.
Tú que llenaste la existencia mía
De música, cual musa cantarina,
Y haces brotar torrentes de poesía
De mi pluma que siempre por ti rima.
Si no vienes a mí, al menos deja
Que enamorado llegue hasta tu reja
Con mi canto de amor y de alegría
Porque ya la nostalgia es una vieja
Costumbre que olvide, y ya no hay quejas
Pues todo en mí, por ti, es armonía.