Una bandera cubana
con cada color desleído
abre siempre la mañana
del colegio de mi hijo.
Mientras, yo ensimismado
miro a sus compañeros
y su rostro adorado.
- locuaces y majaderos –
Cuál usará la enseña
para ascender sobre el vulgo
como en alfombra voladora.
Soberbio, avaro y falso.
Manipulando la memoria
de eficientes muertos.
Si hubiera luz en la Historia
Y entre mil temores ciertos
Nos guiara a los padres.
-vigías en proceloso mar-
Crecerían tolerantes.
Joyas en la naturaleza dispar.
Y los honrados, y esos
que hacen el bien ajeno
Porque no sigan los pesos
siendo de la virtud freno.
Entonces, el respeto a la vida
sería la suprema ciencia,
pues no hay cosa más temida
que los demonios de la violencia.
Cuelga fláccida la tela.
El viento, con senil escepticismo
parece que temiera
demostrar su patriotismo.
Los grandes ojos de los niños
miran fugaces la bandera.
Algunos y muchos de sus destinos
conformarán y sufrirán el de ella.