Uriel Gabriel

Patria

Sangre recorriendo las paredes de mi alma,

mientras escondida te hallas querida,

mientras lloras en silencio todos tus muertos,

mientras lloras en una profunda calma.

 

Te quiero, añoro que tu cuerpo de cabezas

se uniere con todo aquello que nesecitas,

quisiera tener el valor para poder gritarle amor

a todos tus hijos que con tu tierra besas.

 

Que será de nosotros, que te hemos olvidado,

llorarás de dolor como cuando callados,

seguimos al falso pastor de la indiferencia

mientras sangras mares por tu pasado.

 

Lloro contigo, tengo miedo, soy tu hijo.

El mas pequeño, el que sueña sereno 

que mañana al despertar con mis hermanos

podamos caminar juntos con rumbo fijo.

 

Ya no llores, que lloraré por ti, siempre.

Porque no soy capaz de mostrarle el valor

del sudor de tu sangre de guerras pasadas

al niño que aprende, a ese niño inocente.

 

Porque con la noche de tu ausencia

ya no somos nadie, ya no puedo sentirme

ese hijo orgulloso de besar tu tierra

y partir hacia casas ajenas sin rendirme.

 

Te amaré hasta que muera, eso es seguro.

Pero solo con mi amor mio, tuyo, puro,

no voy a poder tomar las manos perdidas

de esas millones de almas en lo oscuro.

 

Tu ausencia duele, tus hijos no te sienten,

tus padres olvidados, tu vientre sin cosechas,

tus viejos perdidos y tus jovenes creidos

que pueden amar con tu corazón ausente.

 

Hoy, aun rendido por la justicia sin valuarte,

rendido por lo triste del provenir sin tí,

rendido de futuros grises en mi ventana

rendido de rodillas, ¡Nunca dejaré de amarte!