Hoy es jueves, el día está nublado, el mundo es humano. Hoy paseo sólo, en una calle de París, muy ensimismado, triste e infeliz. Ya visité la tumba de Vallejo, el mejor poeta peruano. El mundo sigue y yo solo lo veo hermano. Voy sin rumbo y mi rumbo soy. Tal Vez hoy escriba unos versos, unos versos humanos. Unos de sentimientos puros, desesperanzas y pasiones; de verdades, tristezas y emociones. Tal Vez los escriba hoy, y si los hago los haré en una cálido café de París. Los haré aquí, lugar de periplo de muchos escritores, puede que no sea uno, y que no escriba un "aparten de mí este Cáliz". Pero soy bohemio, humano y taciturno. Soy peruano, poeta y hoy es mi turno. Mi predecesor es mi inalcanzable, es egregio, aserto y memorable. Esgrimió palabras para lograr describir lo indescriptible, esos momentos difíciles de la vida, penurias, tristezas y alegrías; realidades, golpes y fantasías. Tal Vez vez nunca alcance sus poemas alados, versos bellos o sus heraldos. Pero siempre seguiré su camino describiendo en silencio con ideología y realidad. Con la máxima inspiración y con mera conexión entre mi mente y las palabras. Entre mis versos y mi más innatos sentimientos. Los escribiré para mí, sólo para estrujármelos en mi ser cuando los lea. Ya me cansé de escribir y aquí termino maldita sea.