Alejandrina

AQUELLA VIEJA ESTACIÓN

Cesó la lluvia y el sol

ha extendido su vista hacia  atrás 

junto con el, regreso la mirada

sobre la vieja estación de mi pueblo.

Fue aquí donde bebí de tus labios

el primer vino cuando aún

no fermentaba  en locuras el dulce orujo,

fresco como bandada de jóvenes estrellas

emigrando a cielos puros.  

 

Recojo las palabras que tendidas en los andenes

dejan escapar los ecos del ayer,

el color de tu voz danzando entre  albinos  cerezos,

espigado el trigo, olías a tierra húmeda

cuando el negro de mis cabellos 

llenaba tus ojos y mi piel se trepaba a  tus manos ,

crecía silvestre el amor , sin cabestros.    

 

La estación se encuentra abandonada,

le nacen fantasmas desde las paredes.

Por aquellos rieles me marché un buen día,

abordando la nave de los dolores

las piernas atrapadas en yeso torturador

y el miedo asomado a mis ventanas sin pestañeo.    

 

Tú esperabas la llegada de tu primogénita,

yo  el milagro de volver a sostenerme sobre mis dos piernas.

Así , fueron pasando los años ,

la distancia fue cumpliendo sus deberes,

se han desteñido los colores,

el canto de ranas y de grillos  se durmió

en mis noches de marinas caracolas.

 

 Dime amor de antaño , 

¿cuanta nieve yá acumulan tus cabellos?

 hoy rozo con mi aliento los cuchillos

que han clavado en ti los años,

y ahora que llueve como en esos entonces,

te recuerdo Claudio 

y abrazo tu memoria con infinita nostalgia.

 

Alejandrina.