Arrojarme al abismo de tus ojos,
cruzar tu Rubicón, con suerte echada;
ahogarme en el mar de tu mirada,
y encender la explosión de tu sonrojo.
Beber del cáliz de tus labios rojos
la gloria en cada beso derramada;
ser la aurora en que empieza tu jornada,
y la llave de todos tus cerrojos.
Quemarme en el ardor de tus centellas,
reflejar el fulgor de tus luceros;
en el surco de todos tus senderos
perseguir cada una de tus huellas,
y bañar en la luz de tus estrellas
esta loca pasión con que te quiero...