Marner

Octubre

Caminando por la calle; siento el aire frío,

lo escucho chocar entre las ramas de los árboles.

 

Se va oscureciendo, veo caer las hojas,

un sentimiento se apodera de mi.

A lo lejos, detrás de esas montañas se posa la luna,

bella, grande, llena y completamente blanca.

 

Y el lucero a un lado brilla fuerte.

 

Veo las hojas en el suelo, todo cae, todo muere,

pues el sol se negó a dar el rayo de luz,

la clorofila acabo, todo acaba todo es nada.

 

Y es como un suspiro frío que entra en el cuerpo,

como un sabor a algo que no explico,

como un polvo que se pega en uno.

 

Un sentir que se repite año tras año,

y me sabe insípido el tiempo,

veo todo morir (todo muere para renacer).

 

El viento oscilando entre las ramas

crea ese ruido de un silbido lejano, rasposo.

 

Es octubre: todo se vuelve rojo, naranja, café, amarillo,

todo se seca, se fermenta.

Los atardeceres son como pinturas diseñadas

como mantas creadas para el alma.

 

El aire me da en la cara, me siento frágil, quebrantable,

algo me oprime el pecho, quiero guardarlo todo,

que quede dentro.

 

Los árboles, el viento, la luna, el cielo,

todo este octubre y su desvelo.

Bello octubre de sentimientos.