Hincada deambulas el camino,
Germinado con espinas y clavos,
De mar inundado con sufrimiento
Y de firmamento fundido
En silencioso tormento,
Que han tatuado en el alma
Indelebles marcas,
que revelan
La penosa existencia.
Húmedas las páginas de la historia,
¡De tú historia!
Por cientos de lágrimas vertidas en ella.
Ojos resecos, deshidratados,
Mirada famélica y desorbitada,
De ojeras pronunciadas por la noches de insomnio,
Donde la única compañía,
Es el frío penetrante,
que carcome la carne,
Corroe los huesos y pudre el alma.
Alma lacerada que camina sin rumbo
Yendo por la vida de tumbo en tumbo
Con escasa fuerza pero gran astucia.
De tanto dolor,
el alma eterna envenenada
Y la cura lejana se halla.
y
Sólo el amor sincero
puede salvar el alma perdida;
Y cuando por fin,
algún día,
Encuentres la cura,
Huirá por los abismos de la muerte
Prefiriendo este destino
Que a tu amor someterse.