Francisco Eduardo

Corazón

Inmenso es el canto del ave, e intenso

portentosa es desde mi pecho su voz

que trata de resistir al viento de la soledad

la cual es implacable y sorda ante esta agonía

 

Intrigante es la prisión que la atrapa

y se duerme en un sueño sin noche

anhelo de libertad casi efímero

quien al despertar revolotea en su espíritu

cual fénix que renace ante la esperanza

y que sublime flota con alas prestadas

 

es su canto un llamado eterno

cómplice en la discreción del llanto

simple en su repertorio abstracto

que impasible retorna como el invierno

 

pero es su aleteo constante y latente

el que conmueve tus lagrimas y suspiros

y evidencia el sentimiento en su esencia

 

sin dueño más que el ser poético

e irónico brujo del destino

es el heredero del propósito excelso

y almohada connotada del alma

 

avecilla inquebrantable que late en mi pecho

tu trova palpita gutural en constante encanto

ahora lo sé, lates y vivo, sabiéndote aquí... corazón