Mi corazón aún palpita herido
por guarecerse un rato de tu ausencia
-y en lugar de llorar he comprendido
que el no verte jamás es ya demencia-
¡Maldita soledad! Es tu presencia
un recuerdo voraz…porque se ha ido
una pena infernal en mi existencia.
Entonces yo no sé ¿por qué he vivido?
Si no tengo su amor, ya nada obtengo,
ya, nada puedo tener ni tuve antes,
sin ella nada soy ni me sostengo
pues los dulces mañanas y galantes
al despertar a su lado ya no tengo
ni las horas de amor en cada instante.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”