{Renací}
I
A veces mis recuerdos, al ser poseídos por las lunas de otoño, se vuelven malignos;
se transforman en fieras arpías sedientas de ilusiones, dispuestas a raptar mi alma.
Entonces, prisionera de estas temibles bestias, es transportada a lugares recónditos;
más allá del Reino Lúgubre del Pasado, a esas tierras de muerte y de infinita añoranza.
II
Cierto día mi alma, cansada, desenvainó su espada y se atavió con la piel de Perseo:
Fieras Hydras de melancólicas cabezas, en piedra sólida convirtió tras cruentas batallas,
en constelaciones transformó a los negros temores y otorgó nuevas alas a mi deseo
Resurgí del mohíno fuego; y los dioses del caos me nombraron: ”Sembrador de estrellas”
ElMaeseVite Citlaltocani . 9-oct-2012. [Este poema se lo regalé a Elisa Cervantes; es de ella.]