Pequeña de altura
mi alma que te confío
contigo no temo del frío
su abrazo helado de soledad
tu calor es verdad
lo que me basta para sentir
que el sol es un alfil
que ya no va en diagonal
si tu llanto he de secar
con mi pañuelo de palabras
y un beso que nos salva
del cervantino lenguaje
que traen poetas de sable
para sacudir de lleno
mi tristeza y tu tristeza
la alegría de mil truhanes.