Matojos, todo está seco
incluso, el viejo cedro
sin sombra, ni recoveco.
Donde alojo mis pesares
engendro alguna semilla
untada en todos los bares
de “adiós” y mucho tequila.
Aunque no vuelva, chiquilla
saca al perro que no ladre.
Falta poco y no consigo
intento en vano un bien, meter
nada tengo y estas conmigo.
Dos minutos no serán tres
el tiempo: todo remueve
lo pone derecho o del revés.
Mientras, el sol se esconde
en el valle que han sembrado
sus manos, las de un buen hombre.
Crisantemos: feas flores.
Azucenas: en racimos
irradiando sus olores.
Sepulcro donde vivimos
ilusos, es nuestro emblema
nadar, siempre con los mismos.
Revivir, no hay problema.
Es peor no haber vivido
dando golpes a esta pena.
Hierro duro me rodea
untado en oro gastado
ilusión de reo confinado
rezar un salmo : su condena.
Donde las dan, las toman
el caracol, un cuerno asoma.
Trozos he ido dejando,
ojalá, vuelvan conmigo.
Dar el tiempo por ganado
o matarlo por perdido.
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