Hoy,
tan solo acepto
tu cuerpo
como abrigo…
Que seas
el umbral
Finito e infinito
por donde mi saliva
entrará
apagando
cada chispa de deseo;
cada temblor
sobre tu dorso;
y al revés… y al revés…
Hoy,
tan solo prometo
nada prometerte:
ni beldad,
ni fulgor,
(ni las estrellas,
ni el ardor),
si no los quieras evocar
‘desde mis manos’.
Y con mis brazos de otoño
darte la flor de la tarde.
Esa que muere
a la sombra de otra noche,
y renace,
en tu relente
a inflamarse;
y al revés… y al revés.
(Socorro Maria Lopes)
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ