Hay esta el esqueleto de lo que fue una fábrica de ricas producciones
Cuando cerro yo estaba en trámites de jubilación, absoluta y permanente
Me pase de rosca haciendo más trabajo del que me pertenecía
Y quizás por esto pague casi con la muerte pero yo soy muy valiente
Y traspase el túnel de la luz y volví con la ayuda de Dios a mi estancia
Pienso que el precisamente me regalo esta vida que llevo ahora intermitente
Ya que si no me hubiese pasado este ictus cerebral, estaría en el paro y de más,
Todo paso tan rápido que me dejo helado ese cierre malo y hecho precipitadamente
A mí me avalan miles de horas que ahora están en el olvido de mí soñar
Ya que aun en muchas noches tengo pesadillas trabajando en tejedoras de malla
Y millones de sacos que salían hacia España y Europa, con la voluntad de a verdad
Yo llevaba dos maquinas y atendía a ocho mas y no se aprecio mi buena talla
Pienso en mis compañeros y me abruma todo lo que paso, un mediodía
Del año 2007 y no quiero pensar ni entiendo cómo se quedaron sin material
Producido fil de películas para alimentar a las maquinas y nuestra ideología
Y lo digo por ellos y por mi y algunos envidiosos compañeros con maldad
Yo solo pensaba en trabajar sin parar el reloj del tiempo, de mi vida
Pero seguro que hubo un chivatazo a los cielos para que me librara del trabajar
Recuerdo con ternura ensalzada a don Matías Sánchez Ferrer y su ideología
Hay que trabajar mas y mas sin parar ni festivos y yo lo asumía, con mi rodar
Siempre lleve la sonrisa aunque estuviese muerto y cansado en esos días
Ahora vivo tranquilo con todas las horas libres de mi vida en general
Pero recuerdo a Ricardo un jefe y amigo y también a Pedro mecánico genial
Que perdió el rumbo por caer en el infierno que destruyó al jefe de personal
Y ya me rio porque todos hacíamos nuestro cometido y al entrar el panzón
Y ahí se equivoco Ricardo y Matías por confiar en una persona no, ejemplar
Y este cuento se acabo de mala manera, pero quiso Dios que mi corazón
Aguantará el achaque de miles de horas, miro la foto de arriba y me quedo sin palabras
Al recordar los treinta años intensos que pase entre esas cuatro paredes, que ya no son nada
Pero guardan secretos de trabajos y amores que pude sentir por el trabajo y por chavalas
A las que les hice y convencí, para que trabajasen con empeño y ilusionadas a cambio de palabras
Así convencía a mis compañeros y compañeras para que produjesen sin muchos Sacos y Mallas
Una vida que en este bocetó llora en sus adentros, por las sensaciones perdidas y soñadas.
Modesto Ruiz Martínez/miércoles, 10 de octubre de 2012