Primero, fue una caricia invisible
la que llegó tímidamente hasta mí,
llena de ternura, se acercó flotando,
se asomaba y se escondía en el aire,
y al revolotear, exponía sus sentimientos.
De pronto, una ráfaga de roces mágicos
iba y venía por toda mi geografía,
al seguir la estela de huellas marcadas,
rápidamente bajaste la melífera mirada,
pero el rastro indeleble de esos luceros,
no pudo negarme tu gran disimulo.
e.g.