Se derrame ya tu elixir
por los llanos que nos atañen.
Recuerde también tu rocío;
los rincones y cavidades;
todos los huecos de mi esencia,
-pues no existen huecos triviales-
rellénense como tinajas,
junto al paso de tus manjares.
Ayudados por nuestro cuerpo,
ensalcemos la grandiosidad
de la vida; los viejos campos
que sabios optan por omitir;
un Ayer, que es del globo, un lastre,
y el gran absurdo del Hoy,
que se torna ciego al pasar,
al, él, solamente observar,
el vano Futuro pendiente.
Convengo en cantar o recitar;
sencillos salmos fabricados,
hechos con respiros presentes.
Que sustanciosos nos aportan;
flexibles loanzas nacidas,
como largas varas de mimbre,
que son mecidas por el éxtasis;
y entre espirituales "arpeggios",
reivindican que mente y manos,
acunen inicios decentes.
Sea servida en nuestra mesa;
lo mejor que hay en tu cocina.
Increíble inmensidad contemplo,
cuanto de pequeño me siento
bajo los pies del Universo,
recostado en el firmamento.
Ten a bien hacernos comprender;
-demencial Universo-
los encastres perfectos,
la rectitud de lineales,
y los divertidos convexos.
El por qué concedes cabida
de igual manera a contrapuestos;
a los selváticos burdeles,
y al rezo en claustros de conventos.
-Prolífero Universo-
Ten a bien llegar a contarme
sobre las aristas del gesto.
sobre las vertientes políglotas
donde no se afianzan los peros.
Descubre, haznos ver claramente;
tantas obras de arte, que ahora
bajo el polvo andan recubiertas.
Evidencia las propiedades;
del orégano y del tomillo,
del limón, el té y del jengibre.
Indica la ciencia que cabe
en la aparente delgadez,
que a su vez muestra; robustez.
Del hilo enhebrado en la aguja,
que asida a los hábiles dedos,
afianza con la costura, puntos;
y repara ropas rasgadas,
que al estar gastadas perdieron,
corpulencia, su solidez.
Ciertamente, yo sé, Universo:
que hijos; tus animales somos.
Adiestra, ésta, nuestra locura,
¡ja! ¡ja!, llamada racional.
318-omu G.S. (Bcn-2012)