Entre finas y tiernas utopías,
ansiaba salpicar mi inspiración,
de una arrebatadora seducción;
para vestir de albor mis poesías.
Mi brocha llena de fascinación,
paseaba en medio de algarabías,
bosquejando momentos de alegrías;
en la efigie de mi imaginación.
Vi de sueños mis letras camufladas,
y de dulces pasiones avivadas,
pintando poemas de amor eterno.
Había luces en mis sentimientos,
que explosionaron entre acoplamientos,
dejando en mi ser un vestigio tierno.