me desprendo de este mundo, tan inmerso en su violencia,
dejo atrás todos mis golpes, mis caídas y defectos,
y por una vez en mucho, logro al fin darme consuelo.
Veo amor en las familias, veo sol en los insanos,
y en tus ojos aguerridos, veo sueños a mi lado.
Ya no siento las penurias, de haberme equivocado,
recibí el perdón ajeno y el valor de haber errado,
comprendí que soy humana y que de errores uno avanza,
y si un día me he caído, con valor me he levantado,
pues creciendo a tropezones, mi carácter he fundado.