Edificios son altas palmeras,
pero la fresca sombra marchó.
Perdida entre arenosas finanzas,
asfaltada, la playa murió.
*** ***
Con su hogar siempre a cuestas,
cargando, del pasado, las penas,
como lentas tortugas pasean,
por simétricas calles aburridas, su olor.
Con su hogar a la espalda o con ruedas,
y la abstracción social de condena,
en su carro arrastrando miserias,
cantan mustias plegarias, un adiós de evasión.
Como miopes o ciegas tortugas,
el horizonte se les negó,
vetada la amplitud del sendero,
menguando; muy estrecho quedó.
Siendo tortugas mueven chatarras,
los cartones y ropas usadas.
Sus hierros pesan, besan la báscula,
ya les aguarda el ácido vino:
como deriva ociosa, de su humilde desgracia.
Como lentas tortugas de frágil caparazón;
su techo el firmamento. Y en las calles
cualquier banco es descanso; decorada habitación.
Un diván donde fumar, o un soplo de inspiración.
Una cama esperando fatigadas tortugas,
cuales conocedoras de los vértices tristes,
resisten el empaque de la incomprensión.
Centenarias tortugas
dialogan con babosos caracoles.
No hay lamento que pueda
alcanzar a robarles su angustioso pesar.
No hay lamento capaz, de quebrar o diluir;
los códigos injustos, las tendencias impropias,
de lo significado por las meras palabras,
que son Humanidad y Sociedad.
318-omu G.S. (Bcn-2012)