Mi verso de libertad,
mis congojas juveniles,
las noches con sus candiles,
mi símil de identidad.
La ausencia, mi soledad,
el destierro de mis ojos.
Mis riquezas y despojos,
lo sensual de una mujer,
las ansias, todo el placer,
la fiebre de mis antojos.
Mi nostalgia por la suerte,
una pasión que estimula;
la soberbia que se anula,
el desacato a la muerte.
La antítesis de lo inerte,
cada consigna y mi lema.
Lo soluble de un problema,
la pequeñez de la risa,
lo terco siempre en la prisa;
la rima haciendo el poema.