He sentido la paz,
mirando, absorto en tu recuerdo,
la belleza que sin dueño ni nombre
de nuevo se escapa;
ese caudal de emociones
que roba espacios a la sangre
haciendo de las venas por un segundo “eterno”
insólitas rutas de ilusiones.
He sentido el silencio,
estallido de la nada que retumba
y que todo lo calla;
no hay espacios, no hay lugar,
ni principio ni final,
¡silencio!, solo silencio y paz.
Candileras que van trazando
sendas por donde perderse;
¡perderse!...
acaso única forma
ganada por la ceguera y pobreza del hombre,
en ese loco y justo afán de volver a encontrarse.
©(Jpellicer)2012