Solìamos jugar las escondidas
todos los chicos de mi barrio
los más pequeños se ocultaban
temiendo nunca ser encontrados
luego, entre risa y arrumaco
las parejas de enamorados
se perdían entre el valle.
Salìan después
de terminado el alborozo
un tanto despeinados
un poco con sonrojo
los niños no entendían
porqué al esconderse
se iban de la mano.
Eso era antes
ahora nos escondemos
cada quien por su parte
nunca miramos al otro
sino para guardarnos
en los muros de las calles.
Nos escondemos,
huyendo de una suerte
que entre tantos escondites
jamás pudimos vencerle.
Huímos de los grilletes
ancladas en los caminos
que vendrán con acierto
después del desatino.
Nunca nos perdemos
sino para hallarnos
de nuevo con el uno mismo.