No hay momentos que no sea tu figura
la que cruce en mis noche y en mis días
siendo sombra que se esconde en la espesura
de mis manos tan solas y tan frías…
No hay momentos quizás amor mío
que él no verte me causa tal zozobra
-que mutilo sin ver este desvío-
Y pregunto a la vida ¿qué se cobra?
Miro el pecho que sangra (pienso en el tuyo)
Me vacío entonces de palabras –ya no es el ego
que calma la ansiedad que es un barullo-
Y dé a tu soledad paz y sosiego.
¡Ya no es el ego que clama en el desierto!
Ni acaricia tus brazos ni te besa en la boca:
Es la tristeza que en mi entraña broca
dejando para ti… Mi pecho abierto.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”