Caminaba por una calle sin nombre
Desesperadamente triste, sin ti,
Cuando una gota cayó sobre mi frente,
Pensé que era la lluvia, pero no había nubes
Solo una luna de noches de diciembre
Y entonces, sólo entonces comprendí
Que era una lágrima de tus ojos dulces
Que lloraban mucho más por mí.
Suspiré…mi corazón tanto te anhelaba,
Te pensé…con un amor interminable,
Aquella lágrima fertilizó mi ser
Y sucumbí a la verdad de saber
Que si distante te sentía…y sufría,
Mucho más, aquel amor entrañable
Enraizado en nuestros días
Provocaba de tu alma, lagrimas de sangre.
Me consolé con saber de un amor inamovible,
Que se plantó con creces en tu ser,
Y mandé en un suspiro que llevaba tu destino
La certeza de querer toda mi vida contigo,
Lo envolví en un pañuelo, lo sellé con un beso;
El suspiro y el beso quizá te pongan sensible,
Ahí estará mi pañuelo por si brotara otra lágrima.