Desde nuestro aposento
el oasis de nuestro amor,
nos embriaga la brisa del mar
nos hace vivir bella sensación.
Frente a nuestro balcón
la playa mece sus olas,
el sonido de su murmullo
en tus brazos, yo soy fragante rosa.
Abrazados contemplamos
la inmensidad de la noche,
cielo y mar, el infinito
nuestra felicidad, es derroche.
Después nos vamos al lecho
y nuestro nido de amor,
tus caricias me inundan
de candente pasión.
Cuando absorbes mis labios
con tus ansiados besos,
me estremezco de placer
mi cuerpo arde en deseo.
Pero tú, mi amado amante
entras en mi templo rosado,
enloqueces de pasión
gozas lo más deseado.
Y nos llega la mañana
amándonos con candor,
los rayos de sol nos iluminan
haciéndonos el amor.
***
Rosario Ayllón
Poetisa del Amor
Derechos de autor