Era el deseo las ropas donde me cubría
Esa senda de exaltación deliciosa,
Era la epopeya encarnecida
Donde se blanden las carnes
En la arenas lúbricas
Consumiendo trago a trago
Las sangres de ambición,
Ideales nocturnos próvidos
En el dar y el recibir,
Compendios de manos