Armando Cano

NUNCA LE HE QUERIDO

Usted piensa que no la quiero, y hace bien.

Tiene razón.

Yo no la quiero, nunca la he querido.

Me sincerare hoy de una vez con usted:

No la quiero. La amo. Muero por usted. La idolatro.

Sueño con su pelo, con las uñas de sus dedos,

con el olor de su piel.

Cada que usted de lejos me mira navego en sus ojos.

He memorizado todos sus lunares,

la curva de sus senos, el color de sus labios,

lo largo de sus pestañas. Lo pequeño de sus pies.

Eso es por lo que no la quiero y en ello coincidimos.

He volcado todo mi amor en que usted un día me vea

no como a un vecino, o a un amigo.

O a un molesto compañero al que no puede evitar.

Quiero que me vea como al hombre que le ama,

que siempre la hará feliz.

Que respetara su espacio, que le llenara de besos,

de flores y poemas.

Y le juro que ni por asomo le quiero. No me gusta engañar.

Lo que debe estar segura es de mi amor verdadero

De que mis manos tiemblan cuando la veo,

mi garganta se seca, sin poderlo evitar.

Todo esto para mi es muy difícil disimular,

ya que al tenerla cerca la quisiera besar.

Pero yo no le quiero, usted  lo puede jurar.

Como yo he jurado que siempre le he amado.

Y hasta el final de los tiempos, por siempre le he de esperar

en ese promontorio de rocas adonde siempre nos sentábamos

a leer poemas y mirar al mar.

 

 

 

© Armando Cano.