Cuando la pasión me consumía,
y me llenaba la tristeza,
invocando al universo,
abriendo los brazos le pedí,
¡Concédeme estar con ella!
En mi corazón,
te encerraba cada día,
como el agua, te salías,
y de nuevo, te atrapaba,
tal vez convertida en hielo,
y te quedabas.
Lo que pides,
ya se te concede.
¡Quiero estar con ella!
Se convirtió mi petición,
en la plegaria cotidiana.
Pasaron los meses,
y las estaciones,
el alma se volvió silencio,
de vez en cuando,
un latido floreció poema.
Un leño agregaba a la hoguera
que languidecía,
ardía el fuego,
nuevamente, la vida,
de ti se llenaba.
Las lágrimas
acuden a mis ojos.
llegó, no se cuando,
ni porqué,
la respuesta,
a esa petición:
Nuestro encuentro.
Esos días
estuve en otra realidad,
me olvidé de todo,
fuiste mi universo.
El tiempo se detuvo,
o corrió sin darme cuenta,
me llené de ti,
de tu alma,
de tu cuerpo.
Un regalo
en el ocaso de esta vida.
Una seña,
de que ayer ya nos conocíamos,
y que mañana
volveremos a encontrarnos
con otro ropaje,
porque la eternidad del amor
vive en cada corazón.
Lo sentiremos otra vez,
cuando se crucen nuestras vidas.
EL POETA DEL AMOR. 17-01-09.
ACULCO, MÈXICO.