Pero volaron lejos los anhelos
Y se quedó impregnada en mi piel
Tu esencia varonil que me seduce,
El recuerdo de tus manos
Devorando mi cuerpo
Pintaba sobre mi cuerpo un paisaje excitante
Logrando sensaciones extremas
En mis sentidos enloquecidos
Y tu voz poseyendo mis oídos
Y tus labios prodigando exacerbaciones
En mi piel estremecida por el deseo
Que una vez satisfecho
Multiplicándose en más y más deseo.
¡Qué intenso aquel encuentro!
Agua y sal de un mar embravecido
Sobre las blancas y espumosas playas
De sabanas revueltas de delirio.
Dos gaviotas hurgando con su vuelo
El infinito de mar y de cielo…