Necesito volver a la tierra después de morir
Y dejar las cosas claras bajo el cielo que nací,
Hay tantos reproches de lamentos en mi sufrir
Que faltarían páginas cundo vuelva a vivir,
Yo confió en este cuento de suposiciones en su latir,
de que aunque muera mil veces volveré a existir
Entra las almas fugaces que vuelan por ahí, Libres de cargos, de demonios y conjuros para no morir
Cundo reconozca el terreno ya siendo alma fugaz Luchare en los cielos o infiernos, o donde tenga que ir
Para escapar de la cárcel de la muerte ¡quiero vivir!
Ya encontrare aliados, entre los ángeles del jardín
Y pediré clemencia a Jesucristo para que me deje latir,
De nuevo en la tierra por donde siempre viví,
Sin asustar a mis gentes con la sombra de mi Fortín
Ya encontrare la forma de arreglar lo que rompí
Y volveré a mi descanso eterno palabra sin infringir,
prometo que volveré y saldré de mi fosa para volver a latir,
En condiciones de espíritu ya no se puede ser humano aquí,
Después de que mueras no se puede intentar delintir
Pero si bajar del infinito, de forma hostil y no seré condenado
Por bajar a mi pueblo, para vigilar y ver lo que me deje al morir
Por las calle mayor de la Ñora donde mi féretro será trasladado,
A mi fosa y cuando vuelva la tierra en la noche intentare salir,
Para ver lo que en vida me perdí y seré un buen soldado,
A las órdenes de Dios y cumpliré mi cometido sin hacer sufrir
Tan solo quiero y necesito echar un vistazo a todo mi poblado
De principio a fin y arreglara mi sombra destinos que me perdí ,
Por estar cuarenta y un años de trabajos, que supero mi legado
Y le daré mil besos al aire y a la musa que me hizo impedir,
Que gozará en la tierra, allá por mis sesenta años enamorado,
De una musa de una mujer que con tan sólo mirarla, aceleraba mi latir; Esa es la verdadera causa por la que me dejaran bajar a la tierra, a besar a mis amores imaginarios y verdaderos que no pude besar, como deseaban mis instintos en español y latín;
Ya que doné mil rezos al cielo de Dios, para que me ayudara
En esos menesteres de amor, un campo en el que siempre sufrí.
¡Ojala pudiese hacer este cometido, qué relato en este escrito firmado, por Modesto Ruiz un hombre, que no fue feliz!
Modesto Ruiz Martínez /domingo, 14 de octubre de 2012/ Enviado desde mi iPad