El “padre” lo quería hacer más hombre
O quizá se desquitaba de sus días.
Sus rugidos minaban las paredes
Era un monstruo, una fiera enardecida
Pequeñito, lloroso, asustado,
Como un hombre se aguantaba las palizas
Pero su alma, por siempre lastimada
Naufragó, no llegó hasta la orilla.