A Lindo, Nancy Coromoto. Luis Armando,
Inmaculada Concepción, Douglas Alberto y Julio César
El rancho se encontraba aseadito, todo en su lugar. Coromoto, dándole el último toque a la comida que preparaba y Jo, regando las matas en el patio. Las dos niñas a pesar de sus cortas edades, mantenían el hogar muy ordenado. Al terminar, Jo, sale corriendo para la cocina a pedirle permiso a su hermanita mayor.
-Voy donde mi madrina, pues el señor Néstor, debe tener lista la muñeca de palo que me prometió.
Salió cual gacela. ¡Cómo siempre!
Exclama Coromoto:
-¡Un día de estos te vas a dar una matada!
Al caer la tarde, la hacendosa muchacha llega a su casa con una muñeca de palo en las manos y toda llena de barro; entra ¡Sigilosamente! De pronto, escucha una voz que sale del pequeño cuarto:
-¡Cónchale! ¡Chica! ¡Pareces un bebé de dos años! ¡Anda a bañarte! ¡En el tambor hay bastante agua!
Jo, se viste con su humilde ropa después del baño, luego toca la puerta de su amiguita Nélida. Ésta le abre y le dice:
-¡Hola! ¡Flacuchenta! ¡Ven! ¡Vamos a jugar!
La pobre niña corre junto a la amiguita a ver ¡Su mundo dorado! ¡Soñado! ¡Un montón de juguetes, que posee aquella gordita privilegiada por la providencia! Jugaron hasta que su amiga se cansó y guardó todos los juguetes e inmediatamente, conminó a Jo a que se fuera de su casa.
-¡Siempre lo mismo!
Exclama, Jo
-¡Siempre lo mismo!
Llega a su casa agarra la muñeca de palo, la besa la aprieta contra su pechito, suspirando y llorando, piensa:
-¡Te quiero mucho! ¡Muñequita! ¡No importa que tengas el cuerpo de palo y tus ropas no sean bonitas! ¡Te amo por lo que representas para mí!
Se sobresalta al escuchar a su hermana:
-¿Qué te ocurre, loquita?
-¡No te imaginas la actitud de nuestra vecina! ¡No sé cuando va a cambiar!
Coromoto, le responde:
-¡Tenemos que aceptarla asi! ¡Con sus defectos y sus virtudes! Recuerda que papá ¡Lo recalca siempre! ¡Además, chica! ¡El único ser perfecto sobre la tierra es Dios!
-¡Bueno! Coromoto ¡Es verdad! ¡Si buscamos la perfección! ¡Jamás tendremos amigos!
Se tomaron de las manos y salieron corriendo hacia la casa de la amiguita. Cuando Nélida, les abre la puerta, dijeron al unísono:
-¡Vamos hacer samuras para jugar mañana!
El trío, enlazado de amor y fraternidad comenzó a elaborar sus papagayos.
Autora: MS. Ingrid Chourio de Martínez
Cuentario: Racimo de Fantasías