Sentado en la misma roca… un marinero recordaba a una mujer que un día su imagen plasmó en una foto y grabó en su corazón, quiso preguntarle al mar, ¿el por qué un amor que se quiere…se va y se pierde en la lejanía?
El mar se embravecía y se aquietaba … no sabía que decir…las olas en la roca chocaba y el agua a ella humedecía… eran como lágrimas de tristeza que por la roca caían…como homenaje al recuerdo de ese amor…que un día nació sobre ella y se perdió, dejando una gran herida.
Sentado en la misma roca…él añoraba ese amor, con mucha melancolía y tristeza en su vida…también recordaba, los buenos y hermosos momentos vividos… que un día llenaron su corazón de pasión, amor y ternura…dejando incrustada su imagen, en su retina.
Y hoy sentado en la misma roca…se atrevió a grabar su nombre y el suyo, para que los enamorados que en ella se posen un día, sepan que ahí… hubo dos personas que se amaron, pero la distancia que sus almas tenían… los alejó…pero los recuerdos perdurarán por siempre en sus vidas.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz