Oh desdicha
Tomaste mi mano
cuando mi cara de párpados hinchados,
estrenó el esfuerzo de pujar.
Los ojos se abrieron con timidez,
para llenarse de luz.
Quizás colgué de ti,
mi abrazo ingenuo.
Huestes de sueños
prestó invitación para ser pétalo en la flor
El alma repartió entereza,
como mayólicas de oro.
Esmerada búsqueda de cada trozo,
del escondite secreto de la felicidad.
¡Oh desdicha!
compañera de mis días.
¿Me buscaste o te busqué?