Te dejé atrás sabiendo que no te olvidaría
sintiendo que dejaba lo que jamás hallé;
de enjugadas nostalgias suspiros acallé
aquella triste tarde teñida en cobardía.
Sabiendo que te amaba como la noche al día
sin murmurar adioses mis pasos alejé;
sordos fueron los ecos que mudos sofoqué
amordazadas ansias rogaban rebeldía.
Y yo en mi desenfreno febril desconocida
incrustando mí llanto al latir del corazón,
ignorando las dudas rehuí la despedida
y de un orgullo necio vestí mi desazón.
En la opacada risa de malestar erguida
oculté en el silencio causales y razón…