Te amaré, aunque el velo del tiempo
acabe con el brillo de tu mirar
y con mis ojos cansados te llore
cuando no estés en mis brazos nunca más.
Te amaré, en silencio, en mis recuerdos
y en ese silencio gritaré porque mis pasos
quizás ya no te alcancen.
De desesperanza lloraré, pero aún así, más te amaré.
Te amaré, en los espacios que dejen los vacíos
donde mis manos envejecidas no te toquen,
recordaran con memoria independiente
cuando acariciaban tus dedos dulcemente,
acercándolos a mis labios con amor ferviente.
Te amaré, en las oscuras horas de nostalgia
de saberte en algún lugar lejano;
mi espalda doblada por el peso de los años
se ceñirá al dolor de las noches de recuerdos,
donde ni la más tibia almohada
albergará mis lágrimas.
Entonces, esperando el final de mis días
te amaré y te llevaré a donde vaya.