¡He sentido menguar mi alma!
Por falta indiscutible de tu presencia,
Allá en el horizonte se divisa el alba;
Y en mi cuarto mortuorio, ¡tu ausencia!
En el Angulo esquivo de mi buró,
Aquélla nota nefasta, de tu adiós;
Que ni el tiempo pasivo, mi corazón curó;
Y este intenso dolor solo lo conoce Dios.
Enfrentándome a diario a mi soledad;
Con este peso inmenso, e insufrible,
De tu desamor, de tu verdad;
En la agonía muda, de tu amor inapelable.
Y este camino, siguiendo tu destino,
En un caminar que me mata, por este amor que no muere;
Pasa el tiempo, pasivo y te sigo;
Siento mi alma menguar, ¡al compas de tu olvido!