Puedo sentir que tu alma y la mía se comunican con el lenguaje de los sueños, en sinfonías dulces de arcanos sentimientos.
Se alimentan con las suculentas delicias del amor;
Beben del vino bermejo de la pasión conservado en el tonel de nuestros cuerpos.
Y caminan bajo el extenso cielo de un destino enarbolado por las viñas de nuestro amor.
Nuestras almas son el Vin de Constance que todas las noches degustan los dioses del amor y del placer.
ElMaeseVite.
Abril 2011