¿Donde andará?, aquel turpial amigo;
Ese de canto miel que alegraba los días,
De la tuna santa amante fiel y abrigo
Su ausencia hace las mañanas vacías.
Vestida de verde su amada lo espera,
En el mismo lugar que un día la encontró.
Navegando sola entre aladas riveras,
De aquel amor, que él, en ella sembró.
El amor es eterno, la ausencia es tan larga;
Y en noches de luna, por su amado llora.
Nadie imagina la pena tan amarga,
Que lentamente, sin piedad la devora.
El frio invierno la vive azotando;
Quiere hacer que ella, lo deje de amar,
Pero con mucho amor le sigue amando.
Y bajo el cielo azul se le ve esperar.