Albin Lainez

tu pupila

 

 

Mis ojos claman por la plenitud de tu pupila ardiente,

y las manos ansían, noche a noche, recorrer tu piel

en ciernes.

Sos magnética.

Irradiás un aura sensual que me sume en trance

o en delirios de un poder parecido al aire

para ofrecerte lo mejor de mi anarquía

No sé resistirme. O tal vez no quiero.

El olfato es un radar primitivo

para sondear tu paso entre la hierba 

y llenarse con el aroma

de lubricidad y madreselvas por hacer mías

También oliendo te poseeré.

Si resultan escasos los ojos,

el tacto, la lengua,

cuando anhelo apreciarte completa, en desnudez hasta que amanezca sobre pastos

que soportarán nuestra danza  de insomnes

bajo efectos de pasión sin desmayo

 

Sólo la afiebrada imaginación

logra, sin error ni omisión, detallarte

mejor que los sentidos saturados con

excesiva información de barricada

y gente que pasa como ciega.

Acaso te guardes en los varios espejos que iluminan aquellas alcobas deletéreas,

donde te aislas buscando algún porqué.

Y tan remotas son

que me cubro de alas colosales para

merecerte y tal vez huir con vos atada a mi morral

de pájaro en pie de guerra

rumbo a unos países a tal punto lejanos

que no saben a qué mundo

pertenezcan