RICARDO ALVAREZ

ATARDECÍA

 

 

Entre tú, yo, y la tierra amor, hubo sombras

cuando el sol iluminaba los verdes.

Entre tú y yo, el suelo también prendió luces

mientras el sol en su naranja siesta menguaba.

Entre nosotros rondaba la óptima naturaleza.

 

La iridiscencia del nácar

penetraba los costales de la uva y

la vid en nuestras pieles se embebía.

Entre nuestros pechos dos casales pumas

de pupilas amantes se embravecían y

nuestros brazos de tentáculos acunaban su riña.

 

Entre tú y yo! Amor!

La greba se anegaba repleta de respuestas

al significado del fonema amor sin ataduras.

Cobraban  celeste vuelos los pájaros del aire

y todos los besos rojos se corrompían.

El aire traía labios que del alma se rozaban

y el presente veía comisuras entretejidas.

La noche y la mañana eran ecléctica violácea testigo

de una sápida guerra amante que nunca atardecía.

 

 

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