Alas de cristal, diáfanas
rasgan el cielo
rozan el mar, turbio
cantar de la luna ausente
Rompen las olas, incesantes
de un mar de sueños
multitud de estrellas
en la corona del zenit
Tiernas gotas, serenas
dibujan tu rostro, dulce
en el horizonte
una suplica, una voz
Viento frío y desolado
abraza las desnudas rocas
acantilado interminable
de un eterno padecer
Pero nace una rosa, pura
Para tu llegada
tal vez lejana
a la costa de mi silencio.